sábado, 27 de diciembre de 2008

SUMO EL ARTE DE LOS EMPERADORES

El Sumo ha existido en Japón a lo largo de su historia. Incluso se dice que los dioses lo practicaron. Los Emperadores y los Shogunes lo promovieron, y el pueblo lo practicó y lo disfrutó.




Pero ¿qué es exactamente el Sumo? El enfrentamiento de dos hombres midiendo sus fuerzas es una de las confrontaciones más antiguas de la civilización.


La primera mención escrita del Sumo aparece en el “Kojiki” (Crónica de los acontecimientos antiguos), un libro del año 712, el ejemplo más antiguo de la escritura japonesa. En una de sus leyendas se relata que la posesión de las islas japonesas se determinó mediante un combate de sumo; según este libro, hace unos 2.500 años los dioses Takemikazuchi y Takeminakata se enfrentaron en las costas de Izumo (en el Mar de Japón, en lo que actualmente es la Prefectura de Shimane) hasta que el último perdió la pelea. Como resultado, el control del archipiélago se cedió al pueblo japonés que lideraba Takemikazuchi, quien supuestamente creó la familia imperial de la que procede el actual Emperador. Hoy en día, un santuario en la Prefectura de Shimane deja constancia de lo que fue aquel primer combate de sumo.

Dado que los japoneses no conservaron archivos escritos hasta el siglo VIII, es imposible determinar con exactitud cuándo empezó a desarrollarse el sumo en ese país. Sin embargo, las antiguas pinturas rupestres indican que sus orígenes son antiquísimos y que en la era prehistórica pudo haberse practicado básicamente como un rito religioso sintoísta en busca de buenas cosechas.
Tampoco es posible determinar si el sumo es un deporte completamente autóctono o si se vio influenciado por formas de lucha originarias de China, Corea, Mongolia, India, Babilonia y otras partes de Asia, Africa y Europa. La Lucha parece ser un deporte muy básico, un deporte de instintos practicado principalmente por hombres, aunque en algunas regiones amazónicas las mujeres pelean con un estilo en cierta forma similar al sumo.

En sus comienzos, el sumo empezó siendo violento, sin ningún tipo de restricciones, convirtiéndose en ocasiones en una pelea hasta las últimas consecuencias. Las “Nihon Shoki” (Crónicas de Japón) , escritas en el año 720, recogen el primer combate entre humildes mortales que tuvo lugar en el año 23 AC. Parece ser que el Emperador Suinin (29 AC-70 DC) realizó una petición especial a Nomi no Sukune, un alfarero de Izumo, para que peleara contra Taima no Kehaya, un indeseable de la actual Prefectura de Nara. Los dos se enfrentaron en una larga pelea hasta que Sukune finalmente alcanzó brutalmente a base de patadas el estómago y el plexo solar de Kehaya. Éste quedó mortalmente herido, y Sukune, el vencedor, fue inmortalizado desde entonces como “el padre del sumo”.

EN LA CORTE IMPERIAL


Hay otras leyendas que hablan de combates de sumo realizados bajo presencia imperial antes de que Japón adoptase el sistema de caligrafía china en el siglo VII. El primer combate históricamente comprobado tuvo lugar en el año 642, cuando la Emperatriz Kogyoku reunió a sus guardianes de palacio para que practicaran el sumo y entretuviesen a los enviados de la corte coreana de Paekche. Documentos posteriores mencionan la presencia del sumo dentro de la corte imperial, incluyendo las ceremonias de coronación. La costumbre del “tenran-sumo” (sumo bajo presencial imperial) se mantiene aún en nuestros días, aunque en una forma diferente.
Durante el reinado del Emperador Shomu se reclutaron sumaibito (sumotoris) de todos los rincones del país para que actuasen en los jardines del Palacio Imperial en una fiesta anual denominada “sechie”, que se celebraba el séptimo día del séptimo mes lunar (a comienzos de Agosto, según el calendario occidental moderno). Al mismo tiempo, la gente culta se reunía en el palacio para demostrar su talento con la poesía, la música, la danza y el teatro. Con el establecimiento del “sechie-zumo”, el sumo dejó de ser un rito agrícola para convertirse en un ritual a gran escala que pedía por la paz y la prosperidad de la nación japonesa.
A finales del siglo VIII, el Emperador Kanmu hizo del “sechie-zumo” un acontecimiento anual dentro de su corte, una costumbre que continuó durante el Periodo Heian (794-1185). Durante el reinado del Emperador Saga, la práctica del sumo adquirió tintes de arte marcial, con lo que se establecieron reglas y se refinaron las técnicas.

EL SUMO COMO ARTE MARCIAL

Después del establecimiento del primer shogunado en Kamakura entre 1185 y 1392, el sumo pasó a ser practicado como un arte marcial por los soldados. Minamoto no Yoritomo (1148-99), el shogún más famoso de la época y gran aficionado al sumo, disfrutaba de este deporte junto a exhibiciones de otras formas de entrenamiento militar en el tempo Tsuruoka Hachimangu (actualmente un centro turístico muy popular en Kamakura).
Durante este período, el jujitsu se desvinculó del sumo. El sumo también continuó siendo un rito religioso en las comunidades agrícolas, y tanto los agricultores como los guerreros lo practicaban como deporte en tiempos de paz.
El sumo vivió un descenso de popularidad entre la clase dirigente a comienzos del periodo Ashikaga (1338-1568), puesto que los shogunes de la época prefirieron el Noh y otras formas de diversión. No obstante, el sumo rural (“kusa-zumo”) siguió siendo motivo de disfrute por parte de los plebeyos, e incluso se representaron varias obras de temas relacionados con el sumo.
A medida que decaía el poder de los shogunes del periodo Ashikaga aparecieron luchas internas por la supremacía entre los señores feudales en varias partes del país. Durante el Periodo de los Estados Beligerantes (1482-1558) el sumo reapareció como una forma de entrenamiento militar para las tropas. Cuando terminaron las contiendas bélicas y Japón pasó del periodo Ashikaga al periodo Momoyama (1568-1603), surgieron grupos de sumotoris semiprofesionales que en tiempos de paz viajaban por varias provincias para realizar exhibiciones de sumo… un anticipo de las giras (Jungyo) que todavía hoy se realizan de manera regular.


Oda Nobunaga (1534-82), un gran señor feudal de finales del siglo XVI, demostró una gran afición por el sumo. En Febrero de 1578 reunió a más 1.500 sumotoris de todo el país para celebrar un torneo en su propio castillo. Fue entonces cuando se limitó de manera precisa la zona de lucha donde se realizaban los combates; el espacio estaba marcado simplemente por las personas que observaban de pie las peleas o esperaban su turno para actuar. Aparentemente, debido a la gran cantidad de combates que se disputaban el mismo día en el Castillo Azuchi de Nobunaga, se dibujó una línea circular en el suelo para acelerar el desarrollo del torneo, lo cual permitió también que el sumo fuera un poco más seguro para los espectadores.
La primera evidencia documentada de un círculo de lucha delimitado por balas de paja colocadas en el suelo data de la era Empo (1673-81). A principios del siglo XVIII, las balas de paja pasaron a estar semienterradas en el suelo, de forma muy parecida a como pueden verse en la actualidad.
Desde el Periodo de los Estados Beligerantes hasta el Periodo Edo (1603-1867) varios “daimios” -jefes de clanes que se apoyaban en sus criados o vasallos (los ‘samuráis’)- comenzaron a ofrecer su apoyo a los sumotoris más fuertes. Quienes acababan empleados por los daimios no sólo recibían un generoso estipendio, sino que además se veían recompensados con el estatus de samurai y lucían mandiles ceremoniales lujosamente bordados con el nombre de su señor feudal. Puesto que esa protección garantizaba una vida más desahogada, muchos rikishis prometedores se enfrentaban entre sí para atraer la atención de los daimios. En las antiguas clasificaciones aparecía el nombre del señor al que servían en lugar del lugar de nacimiento, tal y como puede leerse actualmente en algunos sitios (indicando la prefectura originaria de la familia y no el lugar de nacimiento).

EL SUMO PROFESIONAL


El predecesor del sumo profesional moderno sufrió un desarrollo casi paralelo a lo largo del periodo Edo, recibiendo el nombre de “kanjin-zumo” porque se realizaba para recoger donaciones para la construcción o reparación de santuarios, templos, puentes y otras obras públicas. Pero parte del dinero, por supuesto, también se usaba para pagar a los rikishis, muchos de los cuales eran por entonces “ronin” (samuráis que habían perdido a sus maestros). Más tarde, el dinero recaudado terminó siendo utilizado básicamente como sueldo para los sumotoris.
El periodo Edo inauguró una larga época de paz interna en la que Japón quedó aislado del mundo exterior excepto por un pequeño enclave comercial en una isla del Puerto de Nagasaki. El sumo se convirtió entonces en una diversión popular entre las masas que disfrutaban de paz y prosperidad. Originalmente el “kanjin-zumo” se extendió por Osaka y Kyoto, donde se creó la primera organización (Sumo Kaisho) en la era Horeki, 1751-64. Poco después apareció en Edo (el Tokio premoderno) otra organización que se erigió en el auténtico centro deportivo de Japón. Sin embargo, a pesar de la popularidad del sumo, los torneos apenas se disputaban durante 20 días al año, y los sumotoris eran considerados “hombres afortunados que se ganaban la vida trabajando apenas veinte días al año”.
Durante este periodo se instauró un sistema de clasificación y se realizó el primer banzuke sobre placas de madera. En 1761 el nombre de esta organización de sumo dejó de llamarse “kanjin-zumo” para denominarse “kanjin-ozumo”, siendo ésta la primera vez que la versión profesional de este deporte pasaba a llamarse “Gran Sumo”.
La idea de contar con entrenadores que en su momento habían sido ilustres rikishis y que pudieran adiestrar a las nuevas generaciones empezó a forjarse en esta época con el surgimiento de la primera sumo-beya. Posteriormente se realizaron algunos cambios en la disposición del área de lucha; por ejemplo, se experimentó con un dohyo cuadrado, aunque esta idea se desechó rápidamente para regresar al formato habitual del dohyo circular



GRAN TORNEO DE SUMO REALIZADO EN TOKIO EN MAYO DEL 2006

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